Los Roques, el mágico archipiélago de corales e intensos azules


 

Una de las experiencias más bonitas que me ha regalado la vida fue conocer Los Roques. Un lugar mágico, impresionante, inspirador. Fue un viaje de muchas cosas nuevas, pues nunca me había montado en una avioneta. Todo fue perfecto, desde que llegamos al aeropuerto de Maiquetía. Un chequeo rápido, un vuelo bastante puntual, sin mucha gente. 

Ver los diferentes azules de Los Roques desde arriba confundirse con el azul del cielo fue magnífico. Nunca antes un paisaje había robado tanto mi atención y vaya que me gustan los paisajes. 

El aterrizaje súper rela. Es gracioso ver a la gente de Conviasa recibirte en shorts. Nos entregaron el equipaje y allí estaban los trabajadores de las diferentes posadas esperándonos para darnos una cálida bienvenida y hablarnos de los pasos a seguir. Claro que me tomé mi foto en el entrada del Gran Roque... Pero muy pocas fotos de ese viaje me gustan, ¿Pueden creerlo?

Llegada al Gran Roque

Llegamos a la Posada Galápagos, nos dieron la bienvenida, nos mostraron algunas áreas del lugar, guardamos las cosas y nos fuimos al muelle. Teníamos previsto ir a un Cayo para hacer unos videos y trabajos fotográficos. Esa fue la primera vez que dormí en la playa, fue algo menos organizado que una acampada. Pero fue chévere. 

Conocimos a muchas personas: venezolanos y extranjeros. Un muchacho del pueblo nos contó su historia, era de San Cristóbal y solo tenía pocos meses viviendo y trabajando en Los Roques. Entre las cosas que nos dijo, destacó que ganaba muy bien, que en las posadas les daban todo para trabajar y que ahorraba su propina para enviarle dinero a su familia. Aseguró que la mayoría de los extranjeros que visitan ese paraíso son europeos... 

Su gente 

La mañana siguiente nos montamos en la primera lancha hacía el Gran Roque. Llegamos a la posada, nos dimos un baño, desayunamos y nos indicaron que podíamos ir al Cayo Francisqui. Un punto importante es que la mayoría de las posadas incluyen todas las comidas y las meriendas, así que al salir de la habitación ya nos tenían preparada una cava con hielo y las comidas. La atención es excelente. 

Un espectáculo desde que íbamos en la lancha. Todo bellísimo, el lancheros nos iba mostrando los otros Cayos y cuando llegamos al destino, casi que te cargan para bajarte. Les ponen las sillas, las sombrillas y te dicen a qué hora te buscan. Nadie más amable y puntual que esa hermosa gente. Disfrutamos al máximo. 

Francisqui

Francisqui es uno de los Cayos más cercanos del Gran Roque. Emblemático para los turistas que siempre lo visitan para ver la Virgen en el fondo del mar. Para llegar allí hay que caminar como 10-15 minutos. 

En la parte baja donde te dejan las lanchas, siempre hay personas que te alquilan los instrumentos para hacer snorkel y poder bajar a donde está la Virgen. También te enseñan a usar los implementos o te sirven de guía para ver a las mejores especies de la profundidad.

Algo que en encantó de Los Roques es la arena, que no es la tradicional sino pedacitos diminutos de corales. Super blanca. Además el mar es súper tranquilo. La energía que se respira allí es divina. Me provocaba quedarme viviendo allí. 

De regreso dimos un paseo por el pueblo. Súper colorido y encantador. No sé quién estaba más triste, yo por irme o la gente de la posada por nuestra partida. 

Creo que siempre me quedo corta en mis aventuras y en mis escritos. Lo que puedo resumir es que me encantó la magia de Los Roques, me enamoré de ese paraíso y entendí que valoramos muy poco lo que tenemos. 

Lamentablemente no pudimos ir a Cayo de Agua porque fuimos poco tiempo y a algo muy puntual. Cayo de Agua es uno de los Cayos más lejano así que debíamos madrugar para poder ir y no tuvimos chance. 

Esperando siempre volver, para disfrutar y conocer más lugares de este hermoso destino. 


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